Dado que hoy es día de Todos los Santos (que no de Halloween), no he podido evitar traer al blog un poco de medicina acorde a la festividad. Y es que, ¿qué mejor día que hoy para echar una ojeada a un miembro de la realeza y a la raza vampírica? Porque, no sé si alguna vez os habéis preguntado a qué deben los vampiros sus poderes y debilidades. ¿Puede este ser mitológico, de la obra de Bram Stoker, tener alguna base en la realidad? ¿Hay alguna conexión entre lo que sabemos acerca de los sistemas biológicos y el vampirismo? La respuesta es sí, basta con desempolvar un poco los apuntes de bioquímica.
Existe una rara clase de enfermedades genéticas conocidas como porfirias. Explicado en lenguaje simple, consisten en un defecto en las enzimas que producen los grupos hemo. El grupo hemo es el encargado de atrapar el oxígeno dentro de los glóbulos rojos. Pero es que, además, todos los componentes del grupo hemo, se acumulan en cualquier parte: en los glóbulos rojos, en los fluídos corporales, o en el hígado. Como un niño que, cansado de intentar construir su figura de Lego, tirase todas las piezas por la habitación.
Algunas veces, esta enfermedad es asintomática. La mayoría de los afectados son heterozigotos y cuentan con una copia del gen sano. Sin embargo, otras veces, factores ambientales o nutricionales, pueden llevar a que se produzcan ataques agudos de dolor abdominal y afectaciones neurológicas. El rey Jorge III, monarca británico durante la guerra de la independencia americana, sufrió varios ataques de aparente locura que perjudicaron la imagen de un hombre, por lo demás, inteligente y sensato. Los síntomas parecen apuntar a que Jorge III sufría porfiria intermitente aguda.
Pero existe otra variedad de porfiria, extremadamente infrecuente, que da lugar a la acumulación de una sustancia previa al grupo hemo. Una particular ficha de nuestro Lego, que tiñe la orina de rojo, provoca una fuerte fluorescencia de los dientes bajo la luz ultravioleta y hace que la piel sea anormalmente sensible a la luz. ¿Nos resulta familiar alguna de estas características?
Pero es que, además, como hemos dicho anteriormente, el grupo hemo era el que atrapaba el oxígeno dentro de los glóbulos rojos. Estos enfermos, por lo tanto, tienen anemia, que significa «falta de sangre.» Sin la producción del grupo hemo, la cantidad de glóbulos rojos se reduce. Y se demostró, que cuando recibían transfusiones sanguíneas de individuos sanos, mejoraban notablemente. ¿Os parece raro, entonces, ese gusto por la sangre ajena? Esta dolencia, sin duda, parece haber originado el popular mito de los vampiros.
Los síntomas de la mayoría de las porfirias son hoy en día fácilmente controlables mediante cambios en la dieta o la administración de hemo o de hemoderivados.
Fuentes:
- Vampires and biochemistry (en inglés)
- Lehninger. Principios de Bioquímica. 4ªEd de Michael M. Cox, David L. Nelson
- MedlinePlus (en español)