El gobierno ha decidido acelerar una ley para liberalizar el aborto en las primeras semanas del embarazo. A pesar de que ésto no figuraba en el programa electoral que presentó el PSOE a las pasadas elecciones generales. La ministra miembra del gobierno, Bibiana Aído, ha asumido el peso de la futura legislación. Con los encargos de constituir en primer lugar y presidir después la primera reunión del Comité de Expertos que el Ejecutivo ha elegido para abordar la futura regulación de la interrupción voluntaria del embarazo.
Llamar Comité de Expertos a ése cúmulo de personajes proabortistas es, simplemente, un eufemismo. Que, al menos en el mundo de la medicina ginecológica son conocidos por estar a favor y practicar abortos en la sanidad pública. Y además, es que, en cualquier caso, supongo que una regulación de éste tipo correspondería a un ministerio como el de Sanidad, no al ministerio de Igualdad. Ah, claro, que la ministra de igualdad es mujer y eso, claro está; le da un tufo rosa y más suave a la legislación sobre el asesinato más cruel, al que llaman eufemísticamente IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo); es decir: ABORTO.
En una época como la que vivimos, con problemas de natalidad, con tasas de infertilidad en aumento por la tardanza a la hora de tener hijos ¿por qué no se ha dedicado el gobierno a regular y potenciar la entrega en adopción de esos niños no deseados? Los casos de violación, enfermedad o baja edad de la madre, tanto como de aquéllos en que se trata de una decisión económica; serían deseados por muchas otras familias que peregrinan hasta China, Colombia o Nepal para dar consuelo a su deseo de paternidad. Ah, claro, que ésto no crearía ningún debate social y es algo con lo que todos estaríamos de acuerdo.
Pero pienso luchar con todas mis fuerzas porque esta ley no vea la luz; porque estoy total y radicalmente en contra de cualquier tipo de aborto; soy consciente de que mi lucha (y la de muchos de los que me leéis), tendrá un alcance muy limitado, como lo fue la lucha en contra de la LOE. Aunque éso no me detendrá.
Sin embargo, nunca hasta hoy había sentido ese profundo desprecio, esa profunda repugnancia, casi aversión hacia Zapatero y su gobierno de analfabetos. Es ruin, despreciable, mezquino, bajo, roñoso, miserable, infame y abyecto el que; para no hablar de crisis económica, de paro, de vivienda, de familias que no pueden hacer frente a su hipoteca o de precios galopantes; se saquen los temas más dolorosos para entretener a los ciudadanos: el aborto, la eutanasia, la memoria histórica…
A este gobierno de sinvergüenzas le da lo mismo el dolor que pueden ocasionar entre sus súbditos, les da lo mismo revivir un enfrentamiento entre los dos bandos de un conflicto ya casi enterrado; las aspiraciones de éste gobierno son simple y llanamente corruptas, deshonestas y repugnantes.
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