Dan vergüenza… y asco. Esos sindicatos que no han estado ni apoyado nunca a los trabajadores cuando, mes tras mes, inexorablemente, iba aumentando el número de desempleados. Ese cúmulo de «liberados» y vagos que viven genial a costa de los demás trabajadores; y cobrando el triple o el cuádruple que la mayoría de los que siguen dando el callo.
Es obvio que mi opinión acerca de ésas asociaciones de vagos no es muy elevada; por propia experiencia y por sus actuaciones siempre en defensa, no de los trabajadores, sino de sus canonjías particulares. Eso si, con mi dinero y el de usted, sufrido contribuyente que me lee. Que las cosas hay que dejarlas negro sobre blanco y éstas agrupaciones confusas de haraganes nos cuestan una verdadera pasta. ¿Alguna vez habéis estado en la sede de alguno de ellos, de los sindicatos de «clase» (clase que tienen para la bicoca, oiga); yo he estado no hace mucho en la de CCOO. Más parecen multinacionales que sindicatos; edificios enormes para ellos solitos, pasillos interminables con infinidad de despachos, secretarias por doquier, y mucha actividad. La crisis de verdad es la que viven los trabajadores de a pie, porque los sindicalistas tienen mucho trabajo y además aún no he visto que, pase lo pase y sean cuales sean las circunstancias, ningún sindicato; por más que sobren sindicalistas; haga un ERE.
Pero hoy se han puesto de acuerdo para manifestarse. No para manifestarse contra el desempleo, que ya supera holgadamente, según las cifras del propio gobierno los cuatro millones de personas. Qué tontería, ¿cómo iban a manifestarse por esa idiotez? No, ellos hoy se han puesto de acuerdo para defender a un señor que ha estado bordeando la ley desde que decidió cambiarse la chaqueta de juez por la de político aceptando ser el número 2 por Madrid de las listas electorales del PSOE aquél de Felipe González en las elecciones de 1993; para luego volver a envolverse en la caliente protección de su toga arguyendo razones no del todo esclarecidas nunca.
Que conste que jamás me verá nadie defendiendo ningún tipo de dictadura. Apenas viví la de Franco, ni la recuerdo siquiera; pero, como dictadura que fue, la desprecio. Precisamente por ese amor a la ley democrática, que considero máxima expresión de la libertad individual, me parece todo un exceso que esos dos sindicatos, encabezados por unos incompetentes Cándido Méndez por UGT y Fernández Toxo por CCOO; junto al rector de la Complutense, un tal Berzosa (que, en lugar de preocuparse de los problemas de su Universidad, se dedica al populismo en actos como el de hoy), el ex fiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo (otro señor familiarizado con el poder del Partido Socialista, ya que su sobrina, Trinidad Jiménez es la Ministra de Sanidad del gobierno de Zapatero), y algunos vejestorios más, como Maragall, que, a pesar de su Alzheimer (o quizá por él), estaba allí esta mañana, Gaspar Llamazares, Enma Cohen o Santiago Ramos; esta mañana en un acto sectario y vomitivo, han calumniado, han mentido, han falsificado y han traicionado su propia honradez intelectual defendiendo a Garzón.
El audio de sus descalificaciones hacia los jueces del Tribunal Supremo es vergonzoso y repugnante. Lo peor es que ni ellos se creen lo que dicen. Porque ellos saben, como lo sabe Garzon; que, envolviéndose en la Guerra Civil ha pretendido ser invulnerable cuando fue advertido por la Audiencia Nacional de que no era competente para investigar los crímenes del franquismo, ignorando tales advertencias; en lugar de inhibirse en favor de otras magistraturas que pudieran realizar tales investigaciones. Con toda su cara dura, ignoró la advertencia y hoy encuentra palmeros como estos paniaguados que aplauden a semejante tipo, con aspiraciones de vedette frívola, pero incapaz de realizar una instrucción sumarial medianamente inteligible.
Otra de sus geniales actuaciones y por la que está acusado, fue la de ordenar escuchas, reconocidas como ilegales (y Garzón lo sabía), entre los implicados en el caso Gürtel y sus abogados defensores, que obviamente, como ilegales que eran, tuvieron que anularse íntegramente. Así fue determinado por la Sala Penal del Tribunal Supremo, que abrió la causa por presuntos delitos de prevaricación e interceptación ilegal de comunicaciones. En otro post en éste mismo blog, me quejaba de que todos los implicados en el caso Gürtel iban a quedar sin castigo por la estupidez y la incapacidad de éste cazafantasmas.
Y otra de las actuaciones por la que está acusado es por la financiación de sus excursiones americanas; basadas en las propias cartas de Garzón pidiendo (o exigiendo) al presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, que le financiara un curso que le apeteció dar en Nueva York; pero es que, además, cuando volvió de Nueva York a reincorporarse a su destino, no admitió a trámite una querella contra su patrocinador, Emilio Botín. Todo lo cual el Tribunal Supremo consideró que podía ser admitido a trámite.
¿Porqué esa cerrada defensa de los sindicatos y estos otros estafadores si aún no se han resuelto ninguna de las querellas? Obviamente, sólo responde a un deseo indudable de presionar a los tribunales que deben juzgar la conducta del juez Garzón, quizá porque saben que no las tiene todas consigo. Cada día aborrezco más, y estoy planteandome objetar fiscalmente a estos sindicatos cuasi funcionariales y que pago, bien a mi pesar, porque a ellos mismos se les cae la boca hablando de la financiación de la Iglesia… y vaya por delante que soy de la opinión de que la Iglesia debe financiarse con las aportaciones de los fieles. Pero claro; espero en justa correspondencia que los sindicatos se financien exclusivamente con las aportaciones de sus afiliados. ¿Porqué tengo yo que pagar a éstos maulas si ni creo en ellos, ni estoy afiliada a ninguno? Me dan vergüenza ajena… y asco.
Y quiero aclarar que ni soy de la Falange y ni siquiera me caen simpáticos; y tampoco soy miembro de «Manos Limpias». Pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero.
Si te ha gustado, compártelo:
Read Full Post »