Dicen que ya no hay dragones, que nunca existieron, que son mitos, productos de las épocas infantiles de humanidad. Pero quien dice eso es que no entendió la historia: que mire a la calle, a las aceras, a la casas y verán si no hay dragones. Donde hay miedo, hay dragones: Fieras que secuestran vidas, que destruyen reinos, que hacen que la angustia, el miedo y la impotencia griten a través de las lágrimas. Dicen que no hay dragones. ¡Que sabrán!
Hace cuarenta años que se decidió que no íbamos a resignarnos. Cuarenta años ya desde que se decidió hacer cuanto de cada uno dependiera por alcanzar un mundo sin dragones. Puede parecer que hicieron poco, pero consiguieron mucho.
Hicieron que el mundo se desgarra cada 28 de julio; que un viejo anuncio de zumos sea el honor más alto; que una habitación en medio de una ciudad aparezca cada semana en medio de las tierras vírgenes; que fuéramos constantes, feroces, veloces, incansables y seguros; hicieron que pasáramos largas noches en la selva y que supiéramos que a veces basta con destilar un silencio; que entendiéramos que a veces la vida es amarga, el amor es suave y que quizá la muerte sea dulce. Consiguieron que entendiéramos que luchar merecía la pena, que cada partida es un nuevo comienzo. Y qué diablos, hicieron posible que algunos conociéramos al amor de nuestra vida. Consiguieron que supiéramos que estarán a nuestro lado cuando lloremos y cuando ríamos, que supiéramos que el mejor amanecer es el que se ve con vosotros.
Ha sido un orgullo servir a vuestro lado, crecer a vuestro lado, construir con vosotros ese mundo sin dragones. Si alguna vez me preguntan no, no diré que sois scouts: porque sois caballeros con pañoleta.
Tomado de @dronte